lunes, 14 de marzo de 2016

¿QUÉ QUIERO CAMBIAR EN EL AULA?

Por desgracia creo que en nuestro sistema educativo hay muchos aspectos que mejorar, pues el fracaso escolar está ahí y no podemos obviarlo.
Creo que el primer fallo está en el sistema educativo, el hecho de no poder repetir más de una vez en todo un ciclo, creo que es perjudicial para el alumnado, ya que si un alumno no consigue los objetivos de un curso, lo arrastrará en los posteriores y no conseguirá avanzar.

Por otra parte, me resulta muy llamativo que año tras año damos los mismos contenidos y el alumnado no los asimila. Creo que los temarios están mal planteados, son demasiado extensos y un curso escolar no llega, por lo que damos los contenidos a “toda pastilla”, y no da tiempo de interiorizarlos.
Respecto a mi metodología, me gustaría poder hacerla mucho más práctica, es decir, que el alumnado pudiese aplicarla al día a día y que viese la utilidad real de los contenidos. Nuestro sistema educativo es demasiado teórico y dirigido. Sería genial el conseguir que el alumnado aprendiese por gusto, por el mero placer de aprender y no porque es algo impuesto y porque hay que aprobar para pasar de curso y si no me castigan.

Me gustaría saber cómo evaluar al alumnado sin hacer tanto examen, pero reconozco que esto se me escapa.

También me gustaría poder utilizar mucho más las nuevas tecnologías. Yo trabajo en un aula Abalar y reconozco que no le saco todo el partido que podría, muchas veces los ordenadores se “cuelgan”, la conexión no funciona, o se pierde mucho tiempo explicando al alumnado nociones básicas de informática. De todos modos, soy partidaria de una enseñanza mixta, es decir, las nuevas tecnologías están muy bien como recurso o herramienta, pero no podemos dejar atrás los libros o los cuadernos. Creo que esto es importantísimo.

Reflexionando acerca de los obstáculos que me encuentro en mi práctica educativa, creo que el principal, es la visión que tiene la sociedad del profesorado. Solo estamos de vacaciones y vivimos como marqueses, y nuestro trabajo para nada es estresante ni laborioso. Total clases las da cualquiera, es coger un libro y  ya está. No tenemos ninguna autoridad para el alumnado, y además las familias siempre están de parte de sus hijos, nunca tienen culpa de nada. La culpa es del profesor de turno.

En nuestro trabajo todo el mundo opina, me encuentro con familias que me dicen qué tengo que hacer, cómo tengo que plantear las clases, o me recriminan aspectos de mi personalidad o de mi método. Esto no puede ser. Nadie va al médico y le dice lo que le tiene que recetar o cómo tiene que llevar su consulta. Pues no entiendo por qué a nosotros sí, parece que la educación es un tema del que todos pueden opinar, aunque no tengan ni idea. 

Después a esto se le suma que me encuentro con niños desmotivados. No tienen ganas de aprender, estudian para pasar el examen y ya está. Como ellos dicen de qué sirve aprender a sumar, si total hay calculadoras, de qué sirve aprender ortografía, si total el ordenador ya tiene un corrector… Los niños y niñas de hoy en día tienen todo a su alcance y justo en el momento en el que más podríamos aprovechar la gran cantidad de recursos que tenemos, no sabemos cómo hacerlo con efectividad. Como con tan solo darle a un botón tengo toda la información que quiero, no me voy a esforzar en aprenderla, total para qué.

Por otro lado, también veo que el trabajo en casa está mal visto. Creo que en el aprendizaje la parte memorística es fundamental y hay que trabajarla. Creo que no pasa nada porque los alumnos se sienten a estudiar, o hacer tareas que refuercen el aprendizaje. Esto les inculca un ritmo, una rutina, una responsabilidad, capacidad de organización y autonomía, que será muy beneficiosos el día de mañana cuando tengan que desarrollar un trabajo, o para la vida misma. Parece que con las horas de clase ya llegaría para aprender, que tenemos que tener la varita mágica que haga que todos los contenidos queden en las cabezas de nuestro alumnado sin esfuerzo ninguno.


Creo que el punto fuerte que más me gusta de mi metodología es que adoro mi trabajo. Me preocupo mucho por mi alumnado, quiero que aprendan todo lo que puedan de la manera más eficaz. Intento siempre buscar actividades atractivas, que les ayuden e implicarlos en proyectos que creo que pueden ser positivos para ellos. Cuando uno hace las cosas con amor, las hace siempre lo mejor que puede y sabe, y de esta manera ese entusiasmo se sabe transmitir. 

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